lunes, 16 de mayo de 2011

VOTO MORAL. Razones personales y colectivas para decir No a Keiko.


Varios amigos con los cuales tengo diferencias sobre estas elecciones, se muestran extrañados y no entienden cuando les digo que mi voto por Ollanta es un voto moral. Si entendemos por moral a las reglas con que un ser humano se desenvuelve en armonía con la sociedad y por ende con su persona, creo firmemente que no ando equivocado.

Esta es la primera vez que escribo sobre el tema elecciones y creo que es necesario dejar sentada mi posición, que si bien no es importante porque soy un ciudadano común y corriente, lo veo necesario para que las personas cercanas a mí entiendan de una buena vez. De ahí a que cambien su voto, no me interesa, porque no busco que voten por Ollanta, ya que cada uno es dueño de su decisión. Lo que me interesa es que sepan la clase de gente a quien le estarían dando, por segunda vez, las riendas del país. Porque bastante de verdad tiene el dicho: Uno se merece el gobernante que tiene, ¿no?

Antes quiero decir que en primera vuelta no vote por Humala, que si bien hay algunos puntos de su propuesta que nos acercan, me decidí por otro que marcaba un camino menos extremo. En ese sentido, y dadas las circunstancias, me veo obligado a decidirme por los siguientes motivos que, como expliqué, tienen que ver más por el lado moral. Primero de manera personal y otra colectiva.

En lo personal creo, que si estuve en contra el fujimorismo, me parece poco ético darle mi voto ahora. Porque a mí siempre me importaron el respeto a los Derechos Humanos, la Democracia, la Libertad y la Justicia. Precisamente lo que no se respetó durante el fujimorato. Por eso en 1998 hice un programa de TV en canal 27 UHF junto a los poetas Eduardo Pucho y Rodolfo Ybarra, en el cual, entre otras cosas, entrevistábamos a los implicados en la resistencia a Fujimori y Montesinos. Difundíamos las marchas, las manifestaciones, las instalaciones y los conciertos, con la consigna DEMOCRACIA SI, DICTADURA NO.

Por eso pienso que ahora, avalar con mi voto todo eso, sería legitimarlo e ir contra los principios con los cuales me formaron mis viejos, me enseñaron mis maestros y que fui consolidando durante estos años que abarca mi vida. Tampoco crean que soy un Dominguito Savio, porque también he llegado a ser un rechucha, pero lo otro lo tengo bastante presente y los que me conocen sabrán dar crédito de eso.

En cuanto a lo colectivo, puedo mencionar los siguientes puntos.

- Votar por el fujimorismo sería olvidar, el dolor de las madres, hermanos e hijos de las víctimas inocentes de la política de “Guerra de Baja Intensidad”, aplicada por la dictadura fujimorista.

- Votar por el fujimorismo sería olvidar a las personas que un día salieron de sus casas y nunca más se les volvió a ver, porque fueron secuestrados por el Grupo Colina. Asesinos patrocinados, felicitados, condecorados, premiados, y amnistiados por el mismo Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.

- Votar por el fujimorismo sería olvidar, el dolor de las miles de mujeres esterilizadas con engaños por una política de “salud” aplicada por la dictadura fujimorista.

- Votar por el fujimorismo sería olvidar los miles de millones de dólares que se robaron de las arcas del Estado (que le pertenece a todos los peruanos) en beneficio de Fujimori y sus compinches.

- Votar por el fujimorismo sería olvidar, que su padre robo del Fisco (que le pertenece a todos los peruanos) para que ella y sus hermanos puedan estudiar en el extranjero.

- Votar por fujimorismo sería olvidar, que durante el régimen de su padre se compró aviones de combate que no funcionaban, y cuyo precio estaba por encima del normal. Determinándose, después, que fue un gran negociado que benefició a las altas esferas; pues, como el mismo Fujimori declaró: “fue una compra directa del Estado peruano sin intermediaros”.

Bien, con estas verdades, ¿ustedes creen que sería moral, decente, honesto, decoroso, íntegro, elegir por segunda vez al fujimorismo? Muchos despistados dirán ahora: “Oe, pero si lo que estás enumerando lo ha hecho su viejo y no ella”. Pues lean bien, no me refiero a Keiko en sí, me refiero al fujimorismo que es todo lo que representa esa señora. Que no se sonroja cuando afirma que el gobierno de su viejo “Fue el mejor de la historia del Perú”. O que “Sería un lujo tenerlo de asesor”.

O que se rodea de Rafael Rey Rey, Martha Chávez, Jaime Yoshiyama, Jorge Trelles, etcétera, personajes que estuvieron al lado de su padre cuando dio el golpe del 5 de abril, y avalaron los atropellos contra la libertad de prensa, de expresión y contra los Derechos Humanos; y que después de muchos años han vuelto a la visibilidad política del lado del fujimorismo, ahora que la hija de su jefe está disputando para un posible nuevo periodo. Ellos que estuvieron escondidos todos estos años – salvo Rey Rey que estuvo bajo el amparo de este gobierno – porque se sabían repudiados. En suma, es el regreso de la misma banda fujimorista de los noventa.

Y, más aún, que todos ellos, empezando por Keiko, tienen en mente indultar al sentenciado Alberto Fujimori por los delitos antes mencionado. ¿Lo dudan? Pues ella ha jurado ante Dios que no lo liberará, pero después ha dicho que verán la vía judicial para hacerlo… O sea, no lo voy a indultar yo, será el poder judicial quien lo hará. Y conociendo a nuestra Justicia, hay que ser bien cojudo para creer lo contrario.

Basta ver que Hurtado Miller regresó de su escondite para entregarse y ser premiado con arresto domiciliario, hasta que oficialicen el sobreseimiento de sus delitos. Una muestra para medir el grado de reacción de la opinión pública ante un posible indulto de Fujimori.

Por eso vuelvo a preguntar ¿creen que sería moral, decente, honesto, decoroso, íntegro, elegir por segunda vez al fujimorismo? Los que consideran que no hay moral que valga, por la tranquilidad del sistema y el crecimiento económico, y no importa todo lo demás, están afuera de todo lo que nos hace gentes civilizadas. Si por desgracia son secuestrad@s, asesinad@s, o violad@s ¿cómo se sentirían si las personas apoyan al delincuente?

Entonces aquellos que no tienen moral para sentirse solidari@s con las víctimas del fujimorismo, y están prestos a legitimar al que robó, secuestró, esterilizó y asesinó, no se quejen cuando un ladrón se meta a sus casas y les robe. Porque ya no existirá moral, puesto que ustedes así lo quisieron.

4 comentarios:

Jvanca. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jvanca. dijo...

Hasta hace poco tb le daba crèdito a la frase "cada paìs tiene el gobernatne k se merece" pero me doy cuenta ke ni sikiera eso.Ahora creo ahora k cada paìs tiene el gobernante ke la MAKINARIA cree k le conviene y nos merecemos. Es una decisiòn subjetiva, sin miramientos ni remordimientos. Una sucia transacciòn ke en vez de realizarse en un banco se realiza en un ànfora. Està en nosotros romper con toda la mierda k nos tiran y devolverles los golpes a punta de dignidad y coraje.

M Phosphorus dijo...

la moral es cambiada, mismo trueque a cambio de que no cambie nada, pero eso es el rollo de la oligarquía, que a logrado transmitir su temor a las clases medias y los desinformados. si es cambiar la moral por el dinero, es el mismo comportamiento de los que apoyaron a las dictaduras más brutales de América (miedo al comunismo) siendo eso ridículo (pero real)aquí,ya que Humala es un reformista anticomunista, pidiendo ajustes necesarios para que no colapse el modelo.

M Phosphorus dijo...

de ahí el fenómeno de los Pescados, que lloran "Humala me va a quitar lo que no tengo" y creen cosas alucinantes, como que les van a quitar su ipod. Es el retorno de la mafia más podrida de América o no, ese el punto. Lo demás es cuco e histeria muy bien copiada. Honesto es de aquellos que dicen "me importa un rábano la justicia, la democracia y sus lloriqueos, quiero hacer grandes negocios sin trabas, viva la democracia". Claro ¿quién tiene 5 millones de dólares para empezar esos negocios. a ellos si que les conviene