viernes, 31 de octubre de 2008

DICTADURA DE CONCIENCIA: Iósiv Stalin

- Nació en una familia pobre.
- Su infancia la vivió en un ambiente de miseria y analfabetismo.
- Su padre era alcohólico y se la desquitaba frecuentemente con su madre y con él a punta de golpes.
- Un amigo personal declararía que esas palizas hicieron del niño Iósiv tan frío y duro como el padre.
- Fue el único hijo sobreviviente. Sus tres hermanos habían fallecido antes de cumplir el año de edad.
- Su madre, Ekaterina, era una mujer bastante religiosa.
- Trabajaba como sirvienta y aportaba sus escasos ingresos para que su hijo ingrese, algún día, a un seminario y llegue a ser sacerdote, único camino para que salgan de la pobreza.
- Iósiv, obtuvo buenas calificaciones en la escuela religiosa donde estudió, lo cual contrastaba con su fama de matoncito.
- Era capaz de liarse a golpes con chicos mucho mayores y fuertes que él.
- El ambiente de la ciudad donde creció, era sumamente violento. Parte de la tradición de la ciudad eran las peleas diarias entre niños y jóvenes, en emulación a los bandoleros de las sagas de su país.
- Las marcas en su rostro que le dejó la viruela, le causaron un complejo de inferioridad que arrastraría toda su vida.
- Después de terminar la escuela ingresaría en el Seminario ortodoxo de la capital de su país.
- En el seminario demostró ser un fino poeta. Incluso sus versos fueron publicados en antologías, mucho antes del triunfo de la Revolución Rusa.
- Su instrucción basada en dogmas, marcarían su concepción cerrada de las cosas.
- Se declaraba aficionado a las flores y a la música.
- Le gustaba usar seudónimos. Antes de autodenominarse Stalin (De acero) se hacía llamar Koba, por un héroe nacional de su país natal.
- Desde joven demostró una personalidad fría, calculadora y fanática.

Si el joven Iósiv hubiera crecido en estos tiempos hoy sería un… ¡Barra brava!

jueves, 30 de octubre de 2008

DICTADURA DE CONCIENCIA: Adolfo Hitler

- Lo llamaban de niño con el diminutivo de Adi.
- Su padre era autoritario, le gustaba la bebida y las mujeres, y lo golpeaba frecuentemente.
- Su madre era sobreprotectora y murió tempranamente.
- Odiaba a su padre y amaba a su madre.
- Su padre quería que estudie lo que no le gustaba.
- Encontraba refugio en el cariño de su madre.
- En la escuela primaria demostró ser inteligente, pero retraído.
- En la secundaria era flojo y desaplicado. No culminó su instrucción media.
- Era solitario y tenía muy pocos amigos.
- Amaba a los perros de quienes decía son sus únicos amigos.
- Le gustaba dibujar y se interesaba por el arte, sobre todo la pintura y la arquitectura.
- Quería ser artista, pero fue rechazado de la escuela de bellas artes dos veces por carecer sus dibujos de talento.
- No bebía ni tenía vicios. Se convirtió en vegetariano.
- No frecuentaba compañías femeninas. Tuvo un amor de juventud, pero no fue correspondido.
- Culpaba de sus fracasos a factores externos.
- Se consideraba un asceta frente a los “placeres vulgares” de los hombres.
- Por muchos años osciló entre los trabajos eventuales y la mendicidad.

Con todas estas características, el joven Adolfo, sería hoy un… ¡Emo!

domingo, 26 de octubre de 2008

GENERACION DEL ASFALTO

Esquina del jirón Recuay con jirón Huaraz en Breña, escenario de Generación cochebomba. Foto: MRR.
En la última aparición del fanzine Poetas del Asfalto, han consignado una entrevista realizada por Richi Lakra a este humilde servidor. También un acercamiento a mi novela por Luis, el primo, Mujica y algunos post de este blog, así como la entrevista que me hiciera Gabriel Ruiz Ortega para Proyecto Patrimonio de Chile. Esta vez les dejo la entrevista, posteriormente postearé el combativo comentario del primo Mujica a mi novela.

INTERROGATORIO A MARTIN ROLDAN RUIZ
Por Ricardo Vega Jaime (Richi Lakra)

1.- Cuéntanos tus escarceos literarios

Yo desde muy niño leía de todo. Desde la enciclopedia Temática que había en mi casa hasta los cómics de Batman o el hombre Araña. Tanto leía que un día un amigo de la primaria me prestó o regaló no sé bien, una revista evangelista o cristiana sobre el Apocalipsis. Era el libro del Apocalipsis pero en cómic. Asumadre, la lectura de esa revista me traumó, creo que hasta ahora. No podía dormir por lo macabro de lo que mostraba, era el fin del mundo pero todo recreado con imágenes de miedo. Es la historia de terror más espantosa que he leído. Si el objetivo era asustarte tanto como para convertirte y salvar tu alma, creo que cumplían su cometido. Bueno al menos yo no me convertí ni creo que he salvado mi alma, tampoco me interesa. Ya más grandecito comprábamos con los de mi barrio esas revistas para jeropas llamadas La Cotorra Jodona, Cosquilla, etcétera. También las lubricantes revistas Zeta y la sanguinaria Testigo, para mí, precursora del Gore en el Perú. Entonces con esa base de leer de todo, comencé a aficionarme por los libros de ciertos temas que a mí me parecían interesantes. Recuerdo cuando a los nueve o diez años, para una navidad, mi viejo me preguntó qué deseaba de regalo. Cuando le dije un par de libros sobre Ovnis (Yo visite Ganímedes y Mi preparación para Ganímedes, de Yosif Ibrahim) me miró con cara de asombro. Fácil esperaba que le pidiera una pelota u otro juguete. Me los compró y me los leí al toque. Tanto era mi afición por leer que recogía hasta lo que dejaban tirado en las veredas. Una vez recogí un libro incompleto, no tenía el principio ni el final. Me atrapó desde que lo empecé y me dejó reflexionando sobre muchas cosas, yo tendría unos 11 años. Tiempo después me enteré que ese libro era la novela El Sexto de José María Arguedas. Y, así pues, me fui metiendo más en los libros de literatura y descubrí muchos autores, que hasta ahora forman parte de mis lecturas. Pero lo principal de esa afición de lector, fue el descubrimiento de saber que yo podía escribir como esos autores, de poder escribir mis propias historias.

2.- ¿El escritor nace o se hace?

Para mi el escritor se hace, salvo que seas un iluminado y nazcas con ese talento. En mi caso tuve que aprender, naaaaa aún siento que me falta mucho por aprender. Pero ¿cuántos talentos se han ido a la mierda en el Perú por falta de oportunidades? Porque la vaina no es solo tener un talento, sino también perseverar a pesar de lo difícil que es ser escritor en el país. Si realmente deseas ser escritor la cosa es escribir, pero tampoco creer que lo que uno escribe es ya lo último de la vanguardia postmoderna antistablishment. Porque a las finales puede resultar un mamarracho. En mi caso en mis inicios fui un autodidacta en materia de narrativa. He leído ensayos como los de Miguel Gutiérrez sobre Borges, Faulkner y Ribeyro. O el ensayo Narrativa hispanoamericana de Donald Shaw. Esos ensayos me abrieron un panorama de lo que es escribir tomando como referencia a los grandes autores. También investigaba cómo estructuraban sus cuentos o novelas Juan Rulfo o Vargas Llosa. Conversación en la catedral de Vargas Llosa la tengo toda subrayada Entonces cuando yo escribí Generación cochebomba, me dije que tenía que pulirla, y como tenía ideas vagas me metí a estudiar con los que saben, a los talleres de Cronwel Jara, el mismo Miguel Gutiérrez. Y con Gálvez Ronceros y Jorge Valenzuela en la universidad de San Marcos. Es en este taller donde me di cuenta que me faltaba mucho. Recuerdo que una vez criticando un cuento mío Gálvez Ronceros me sacó el ancho, un poco más y rompía mi cuento en pedacitos y lo tiraba a la basura, y yo que creía que ese era mi cuento más logrado. La vaina que a partir de lo que dijo de él pude mejorarlo. También llegué a la conclusión de que en narrativa si no eres un iluminado, aprendes a las buenas o aprendes a las malas, pero si no aprendes, pues toda la vida estará equivocado en cuanto a tu obra.

3.- Vargas Llosa, Bryce, Scorza, Ribeyro o Reinoso ¿Son para usted los patrones de la novela made in Perú?

Mmmm Personalmente dos novelas fueron muy importantes para escribir la mía. Conversación en la catedral de Vargas Llosa y Los geniecillos dominicales de Julio Ramón Ribeyro. De la primera rescato la ruptura del tiempo y el espacio dentro de la novela y su ambición de ser una novela total sobre el ochenio de Odría. De la segunda, esa atmósfera decadente de las zonas marginales y residenciales de Lima de los años cincuenta. Ambas, además, tienen ese tipo de personajes que siempre me han interesado: el outsider, el marginal, el desclasado. En cuanto a los otros autores, creo que son muy importantes, pero eso de ser patrones de la novela lo tiene que responder un estudioso de la narrativa peruana, y yo no creo estar en ese nivel.

4.- Existe, ahorita en el Perú, una terna de novelistas jóvenes ¿ké nos dice, ah?

Así es y muchos están hablando de un pequeño Boom de la narrativa peruana en estos años. Yo he oído hablar cosas interesantes de estos nuevos escritores, pero te soy sincero al decir que no he leído mucho. Salvo las dos novelas del escritor chimbotano Fernando Cueto: Lancha varada y Llora corazón, que me gustaron mucho. También está la novela de Rafael Inocente, La ciudad de los culpables y la de nuestro conocido Julio Durand, Incendiar la ciudad. Ambas desde una óptica bastante urbana y dentro de la llamada novela de la guerra interna que sufrió nuestro país. También hace poco he leído un libro de cuentos de ciencia ficción del escritor Carlos Saldívar, de muy buena calidad. De los demás escritores nuevos, no he tenido el gusto de leer nada, así que no puedo decir más.

5.- ¿Es Generación cochebomba la novela subte?

Lo mismo se preguntaba el diario Peru21 cuando hizo una reseña de mi libro. Yo creo que es una novela sobre los subtes, porque esa fue siempre mi intención escribir una novela sobre aquellos muchachos que participaban del movimiento subte y a partir de eso, presentar una visión sobre los años de crisis social y económica que nos tocó vivir a muchos. En esa línea está también Incendiar la ciudad, pero Julio toca los primeros años de los noventa, y la mía esta ambientada en la segunda mitad de los ochenta. Pero creo que ambas novelas se complementan para dar una visión de lo que fue el movimiento subterráneo a partir de la ficción literaria.

6.- Cuéntenos sus inicios dentro de la movida subterránea.

Fue en el colegio Guadalupe que un amigo me pasó la maketa de Narcosis. Al principio como que no le tomé mucha importancia, porque yo escuchaba grupos como AC/DC, Iron Maiden, Deep Purple, Led Zeppellin. Pero, cuando me pasaron el cassete Eskizofrenia del grupo español Eskorbuto, me di cuenta que era otra huevada, muy distinta. Y lo que ya me convenció totalmente fue ver el informe que salió en canal 9 sobre el concierto en la concha acústica del parque Salazar: El Rock Subterráneo Ataca Lima. Era 1985 y me di cuenta que ese era el movimiento que buscaba, como adolescente con ganas de expresarme. El lugar del que habla la canción de Leucemia, –Solo sé que será un buen lugar – donde poder encontrar muchas cosas. Posteriormente asistí a los conciertos, a los del Hueko de Santa Beatriz, donde más paraba y también a los de la Jato Hardcore de Barranco. Para mí no había distinción. No me comía esa bronca entre pitupunks y misiopunks o viceversa. Luego con Saúl Omiso hicimos una banda llamada Confrontación de Ruptura que luego se separaría en dos bandas Dictadura de Conciencia y Nada Tuyo. Yo pertenecía a la primera que era una banda Hardcore. Pudimos grabar un cassete compartido con PTK. Cuando acaba Dictadura de Conciencia, un par de miembros funda lo que ahora es la banda dios hastio. Siempre estuve metido de alguna u otra forma con la mancha, en cuanto concierto podía haber, como los de la peña Huascarán o en putamadre. También en las fiestas oscuronas en la No Helden o en Santa Sabina en Pueblo Libre. O lateando por todos lados, con el Omiso, Kilowatt, el gordo maya, el cachinero, Memo eskoria, Miguelón, Chobi, el doctor Fósforo, Aníbal malhecho, José Bacteria, Carlos D, Toño niño rata, Fredy Nada, Toto autonomía, Rafo deformal, condorillo, el poggi, el hombre Topo, el chibolo julio o con Nico y el pelao Kike de Eutanasia, los PTK y tantos otros, incluso tú, Richi Lakra.

7.- ¿Y cómo así se hizo músico?

¿Músico? ¡No seas pendejo! Para hacer Hardcore se necesitaba sólo las ganas de decir algo y mucho punche. Con lo básico podías formar tu banda y si eras honesto en tu propuesta y le buscabas algo de originalidad en el sonido, por muy misio que sean tus conocimientos musicales, podías hacer algo interesante. Y eso fue lo que hicimos con Dictadura de Conciencia. Mucha gente me pregunta por esa banda y algunos han llegado a escuchar algo y me dicen que les gusta. Y eso me parece de la putamadre. Incluso por allí me dijeron para hacer una nueva grabación con los temas antiguos y hacer un concierto de Hola y Chao. Regreso y despedida. Pero no sé aún, cómo se desenvuelva esa figura.

8.- ¿Qué opinión del libro “En los sumergidos pasos…” de Daniel F.

Lo he leído y me parece una visón importante de la formación en nuestro país del movimiento rockero en general y del movimiento subterráneo en particular, porque Daniel F fue testigo de muchas cosas, de la época antediluviana de la movida cuando muchos como yo, todavía estábamos en la primaria viendo Titeretambo. En ese libro se consigna programas de radio, discjockeys de la época que recuerdo haber escuchado pero nunca conocido, como el tío Guillermo Llerena Godoy, entre otros. A veces cuando conversábamos con el Pocho del fanzine Fuerza punk en la casa de Daniel F, muchas de las historias que ahora aparecen en ese libro, las alucinábamos que habían sucedido cuando éramos chibolazos. Entonces el Pocho lo jodía al F: “Es que tú Daniel eres Matusalem” jajajaja. Aparte creo que el F es una voz autorizada y si alguno está de acuerdo o no con eso, pues cada uno con su rollo.

9.- ¿Cómo se llega a los “25 años sobre un sueño” de Leuzemia, con tantos auspiciadores, los medios a su disposición y toda esa alharaca nunca soñada? ¿Ké nos dice hombre?

Los que te llevan a eso es el público que te sigue. Ni Daniel ni nadie, creo yo, ha maquinado o soñado alguna vez tener todo ese apoyo. Porque no creo, que esos auspiciadores metan billete por que les gustó el perfil griego del F, la sedosa cabellera de Montaña, los cachetes de Leo o el floro del Kimba. Se dieron cuenta que la música de Leuzemia llegaba a mucha gente y que esta gente se identificaba con ella. Por lo tanto es buena música y lo que es más… jala gente. Negocio redondo para auspiciar, por eso auspician ese concierto. Digo esto porque si te das cuenta las canciones que más pegan entre la gente de ahora son los temas antiguos de la primera época de Leuzemia y las cúrsiles del F. Las mismas canciones de hace años. Es por esas canciones que ahora Leuzemia es lo que es. Pero en esos años no había un público masivo como para que haya auspiciadores, ¿Te das cuenta, por donde va la cosa? Sino desde un principio hubiera habido publicidad y medios a nuestra disposición, pero tuvieron que darse cuenta que había gente seguidora y ahora llegan solos. Yo sigo considerando que Leuzemia es una buena banda en relación a su trabajo y que esto lo llevó a tener empatía con un público nuevo sin ningún tipo de prejuicios y por eso tiene esa pegada. Lo cual no es ser comercial, porque si fuera así estaríamos hablando de que el primer Lp del 86 sería un disco comercial o que los innumerables maquetas de Daniel F a partir de las cúrsiles serían también comerciales. Daniel hizo la música que le gustaba hacer sin ningún tipo de condicionamientos e hizo clik con el público, sencillamente. Además a quién no le gustaría recibir un buen billete por tu trabajo y más si ese trabajo es lo que más te gusta hacer. Yo estaría feliz si viene la Backus o una editorial grande y me dice: Oe causita tu libro nos ha gustado y te vamos a pagar los derechos de autor para poder regalarlo o venderlo a precio huevo a los colegios de Lima o a las universidades, no sé. Pero como en el Perú, en cuestión de leer libros estamos peor que escuchar rock, no me hago ilusiones, así que sigo buscándomelas día a día.

10.- ¿Cómo se unen el periodista, el músico y el novelista?

Aunque músico nunca me consideré, fue parte importante en mi formación como persona y ser humano. Igual con mi profesión de periodista y ahora mi oficio de escritor, por tal motivo pueden unirse en una sola cosa que aprendí con los subtes: Expresarme, alzar una voz, decir lo que tenga que decir, de la manera más honesta con uno mismo y con los demás.
Si desean adquirir el fanzine Poetas del Asfalto, pueden contactarse a: richi_lakra_@hotmail.com

miércoles, 22 de octubre de 2008

COMO ESTUDIANTE EN EL DIA DE LA PRIMAVERA

(Escuela de periodismo Jaime Bausate y Mesa 1993)

Después de muchos años regresé a la Escuela de periodismo Jaime Bausate y Mesa, invitado por unos alumnos del V ciclo, para una entrevista sobre mi libro. Y soy sincero que no pude reprimir la nostalgia.

Esperando unos minutos en la esquina, pude recordar las horas de hueveo que nos dábamos en ese mismo lugar junto a Iván Slocovich, Rafo Oré y Rafaelito Vallejo y Morón, los Galifardos como así nos llamaba Iván. Hueveros al mango, no entrábamos a algunos cursos que no tenían nada especial que ofrecer y que no pudiéramos aprender rápidamente a pocos días de los parciales o finales.

En esos minutos pude volver a escuchar las llamadas para entrar a clases que nos hacían Claudia Flores, Rocío Moreno o Gaby Luna, quienes siempre se preocupaban de sus amiguitos para que estuvieran al día y no las molestemos después, pidiéndoles cuadernos y separatas.

Vi por allí a Ronic Torres, haciéndola de gay. La hacía tan pero tan bien, que a veces dudábamos de su condición masculina. Pero no. Hoy es junto a Gaby Luna, padre de una hermosa niña. Por allí escuché a Carlos Cabrejos, el popular cabrejeros junto a su inseparable Kike Peralta, uña y mugre para todos lados, rajando de algún profesor que los había jalado en alguna práctica. O también escuché, aunque no hablaba mucho, a Franco Boggiano, con su larga y metalera cabellera rubia, envidia de las oxigenadas de la escuela. Hoy Franco esta casado con Gisela Vargas y tienen una hija ya grande.

Y aunque en la esquina no estaba el Chino, el eterno señor que vendía golosinas en su carreta, sí estaba su hermano en la otra esquina. Me acerqué a comprar unos cigarros, y aunque lo pensé no le pregunté por temor a que me dieran la mala noticia de que había muerto. Felizmente los muchachos que me invitaron me sacaron de dudas. Pero igual pude recordar cuando en su eterna libación el Chino llegaba más mamado que teta de vieja, y todos aprovechaban para levantarle una gaseosa, una galleta o un chicle. O por un par de Hamiltons te llevabas de yapa dos Cua Cuas. Sobre todo Carlitos Puertas, que era su cliente estrella.

Tantos pasaron en ese instante como si toda una vida de estudios, juergas, risas y amores fueran igual a esas mañanas de verano que no deseamos que se acaben, pero se acaban. El gordo Guillermo Pérez, Solapa Bernaola, Erick Castillo, Franco Ortiz y Remo di Natale, metiendo chongo a cada momento, sobre todo el gordo con su fijación por el sexo oral, sexo oral, sexo oral que repetía como una letanía. Años después Guillermo asegura no recordar nada de eso… ¡ya pues!

La loca Giovanna Portilla, riéndose de todos y de todas, junto a Roxana Silva, Melissa Ochoa y Jessica Ramírez. O la presencia apacible de Edgard Dávila, Javier Ampuero, Hernan Carranza, Netter Pinedo y Gaby Rivera. O el andar apurado de llegar para estudiar o de retirarse para seguir estudiando de Esther Kooyip, Mirtha Vergaray (la Pochita) e Isabel Saco. Todos allí, entre risas de nada como los de la tía Victoria Morante, junto a Carlitos Cano, más conocido como ¡¡¡zacarazaaaaa!!! O la presencia sutil, pero presencia al fin, de Karina Neyra, Techi Llerena, Katty Aguilar, Fanny Rosales e Isabel Idrugo.

Todos ellos fueron años de libros, trabajos, exámenes, fiestas, juergas, amor y amistad, mucha amistad, y quedan en la retina como imágenes de esos años tan maravillosos, años de vivir como estudiantes en el día de la primavera.

¿Y la escuela como está? Como en la vida, las fachadas siguen siendo las mismas, pero por dentro muchas cosas cambian, y la escuela había cambiado por dentro. La casa del lado, donde a veces un bebe impertinente nos interrumpía alguna clase con su llanto, ahora es un patio donde los alumnos pueden sentarse a preparar su clase, fumarse un cigarillo o hacer lo que los Galifardos hacíamos en la esquina, simplemente estar en plan hueving.

Allí fui entrevistado por Carlos Vera, quien tiene un tremendo parecido con el poeta y también bausatino Eduardo Pucho. Y así entre las preguntas y respuestas y los flashes de Pamela, la fotógrafa, me venían rápidos flashbacks, donde una y otra vez me veía exponiendo o interviniendo en esas clases a las cuales no podíamos faltar por obligación o por el simple gusto de aprender.

Las clases de Jorge Ramos de la Flor, de quien aprendimos mucho con su severo método para enseñarnos a escribir periodísticamente, sobre todo las alumnas. O los cursos del ya finado Moisés Arroyo Guanira, una enciclopedia para todo tema (Supongo que por los años y por la edad que tenía ya estará finado, de lo contrario el tío es lo que especulábamos en esos días, un ser inmortal). O las clases de cine del profesor Parodi, o las de radio del maestro Max Obregón Mickelsen… Las clases de Lengua de Raquel Bejar y Galo Martínez… la de crónica periodística de Manuel Jesús Orbegozo.

Pero ninguno como el curso de Sociología peruana I y II que para mi fue el más interesante de toda la carrera. Porque fue el único donde saqué nota de 20 en los parciales y finales y en donde nunca falté y en donde siempre intervine, simplemente porque estaba secretamente enamorado de la profesora y estoy seguro que ella también de mi. Porque con los años he podido descubrir en la mirada de una mujer, si existe atracción. Y esa mirada era la misma que la profesora tenía cada vez que me atendía por cualquier cosa que yo le iba a preguntar. O cuando ella misma lanzaba una pregunta en plena clase y me quedaba mirando, esperando la respuesta. Respuesta que ya tenía preparada de antemano porque ese curso lo trabajaba con el sílabo, sólo para impresionarla. Por eso, cuando dejó de enseñarnos, me quedaba el consuelo de verla pasar hacia otras aulas, hasta que no la volví a ver más, había dejado de trabajar allí.

Y así entre anécdotas de la escuela y acercamientos a mi novela, sentí que había vuelto a los años de estudiante. Y al despedirme pude dar una ojeada a lo que fue mi último salón. Lástima, no encontré miradas de antaño, encontré las miradas de muchachos y muchachas que nos habían relevado en esas carpetas, y que me escudriñaban con curiosidad. Ellos son ahora, los llamados a darle vida a esas aulas, esa vida que nosotros ya habíamos vivido.

miércoles, 15 de octubre de 2008

LOS GUERREROS AMOS DE LA NOCHE


Hace unos meses fui Invitado por Richi Lakra para hablar en El Averno sobre esta pelicula. Por problemas técnicos, no se pudo dar lectura a mi comentario. Así que para que no se pierda por allí, lo brindo a ustedes, espero sea de su agrado.

Una noche de la primera mitad de los ochenta, vi esta película junto a la mancha de mi barrio ¿Qué año habrá sido? ¿85, 86? No recuerdo bien. Fue en el cine Paty del jirón Varela en Breña. –Muchos años antes se había llamado Danubio y pocos años después se convertiría en un cine porno–. Dentro de la sala se habían concentrado las manchas de los diferentes barrios de esa Breña ochentera: Los de Yavarí, los del ovalo, los de Jorge Chavez, los de la Barriada, y nosotros los de la cuadra cuatro de Huaraz, entre otros. Al final de la proyección, salimos del cine mirándonos de refilón. Cualquier provocación pudo desencadenar en una gresca. Felizmente no pasó nada.

Pero, a pesar de que mi barrio estaba a pocas cuadras, la sensación de avanzar por territorio hostil, como los protagonistas de la película, nos hacía avanzar con cuidado en cada esquina, y pasar con desconfianza ante alguna collera esquinera.

Estrenada en 1979 y dirigida por Walter Hill, The Warriors –En castellano se tituló Los guerreros amos de la noche– está basada en la novela del mismo nombre de Sol Yurik, la que a su vez se basa en un hecho de la antigüedad, la llamada Retirada de los diez mil. Escrita por Jenofonte, esta historia del año 401 ac, narra la retirada a través de territorio enemigo, de los mercenarios griegos, entre ellos el mismo Jenofonte, tras la debacle del ejército que Ciro el joven, había reunido contra su hermano, el rey de Persia Astajerjes II.

A partir de este hecho, la novela y luego el guión cinematográfico, nos presenta a un grupo de pandilleros de Coney Island denominados The Warriors.

Convocados por Cirus el jefe de los Riff, la pandilla más fuerte de Nueva York, acuden hasta el Bronx, en medio de una tregua, junto a todas las pandillas de dicha ciudad. El objetivo es unir a todos en una gran organización para controlar las calles. Pero, Cirus es asesinado en medio de la arenga.

Fox, uno de los warrior, vio al asesino; pero, éste, anticipándose a todos, los culpa de ser los responsables. Viéndose perdidos escapan y buscan llegar hasta su territorio en Coney Island. Para llegar tienen que atravesar toda la ciudad hasta el otro extremo de Nueva York. Pero, los Riff informan a través de una Dj de radio que la tregua se ha acabado y que la cabeza de los Warriors tiene precio.

Al igual que Jenofonte y los diez mil de la epopeya griega, Los guerreros tienen que atravesar por un territorio plagado de enemigos que están dispuestos a darles caza.

La lectura que se puede hacer de esta novela nos remite a un acontecimiento que estaba afectando a la sociedad norteamericana de eso años y a gran parte de la juventud de dicho país: La guerra de Vietnam. El escenario vivido por los soldados que regresaban del frente era el mismo que muestra la película. El ansia de supervivencia en medio de una selva plagada de enemigos dispuestos a cazarte como a una fiera feroz. Un lugar donde tenías que aguzar tu instinto animal para sobrevivir. La selva salvaje se había trasladado a la selva de cemento. La jungla vietnamita se había trasladado a las calles de Nueva York.

La visión futurista de The Warriors la encontramos en la fuerza que las pandillas callejeras podían llegar a alcanzar con los años. En todas las grandes ciudades de Norteamérica y Sudamérica, ya es un problema que linda la seguridad nacional. Cirus, en la película formula a los pandilleros lo siguiente: ¿Por qué pelearnos por un pedazo de territorio, si podemos controlar la ciudad? De esta lógica aprendieron bien, las ahora denominadas Mara salvatrucha o la Mara18. Pandillas cuya organización ha trascendido las fronteras de su origen californiano y ha llegado a los países de donde son originarios sus miembros: El salvador, México, Honduras, Guatemala.

Sin ir más allá, en el Perú, es sabido que las pandillas controlan territorios donde no se puede caminar libremente y en donde los transportistas tienen que pagar cupos para poder cruzar sus calles. Y los hechos de violencia donde participan, van en aumento cada año, con muertes cada vez más crueles e inimaginables.

Bien dicen que la realidad supera muchas veces a la ficción. (Ver trailer de la película)

viernes, 10 de octubre de 2008

ATRAPAN A PRESUNTOS ASESINOS DE COCO CIELO


Nico eutanasia que ahora reside en España recibió hoy una llamada de Mario telegram (ex pareja de Cocó cielo y ex miembro de Silvania) donde le avisa que dos presuntos asesinos de Cocó fueron atrapados en Barcelona tratando de vender algunas pertenencias que se llevaron del apartamento. Mario no dio más detalles, pero al parecer los presuntos responsables eran conocidos de Cocó, porque pudieron entrar a su casa sin ningún problema.

Subo este post a pedido del mismo Nico. Esperamos más noticias y que los responsables sean sancionados pronto.

martes, 7 de octubre de 2008

EL SUBTE Y LA GRUNGE


Para un subte ochentero, la autenticidad implicaba, principalmente, la música y ser tú mismo. Al menos para mí, fue así. Para otros sería la ropa, la forma de hablar, el peinado... Musicalmente parecía ser muy fácil, que sólo era escuchar algo distinto y listo. Pero No. La cosa Iba más allá, si no te podían considerar un posero. En ese aspecto, llegar a ser autentico, implicaba una militancia, pero también, aceptar los sacrificios y carencias que nuestro peculiar gusto implicaba. Una de esas carencias era el amor.

Encontrar una chica que compartiera tus gustos musicales, era casi imposible. La mayoría escuchaba Río, Chachi Lujan, Pandora o las Flans. Uno podía hacerse el loco, en ese sentido, porque para el amor nada es determinante y lo que más anhelábamos era tener una chica, escuchara lo que escuchara. Pero ellas eran poco tolerantes cuando decías que Eskorbuto era el grupo que te había cambiado la vida. O que ibas a los conciertos de Eutanasia. Obviamente te consideraban un marciano o un terruco.

Todos buscábamos a la chica subte capaz de entrar al pogo, o de ir a pintarrajear Lima con: Somos el futuro, somos el progreso, somos tu futuro de carne y hueso. Pero, eran poquísimas las que iban a conciertos o que escuchaban esa música, que ya solamente buscábamos a esa que pudiera entendernos sin reproches ni desconfianzas.

Incluso las Darkis, Zopilotonas, Niuweys o poseras, consideraban a los subtes como unos carcosos, lisurientos y antitodo. Lo cual no escapaba mucho de la realidad. Muchos, como yo, alzábamos eso como una bandera de autenticidad.

En mi caso, el haber sido seguidor del Hardcore punk, implicaba conocer y despedirme de las pocas chicas que en un principio me consideraban interesante. Aparte, claro está, que mi rancio olor a sobaco o mis chancabuques sin lustrar, brindaban su aporte. No obstante, una que otra compartió conmigo momentos que ahora son recuerdos. Y no precisamente por la música.

Con el tiempo llegué a la conclusión, de que una jipilona metida en esa onda de paz y amor, podría ser el equilibrio para mi paranoia subte. Lástima que, para esos años, las jipilonas estaban casi tías. Aparte estaban de poetas, marihuaneras o de militantes de la Izquierda Unida, lo cual no le quitaban atractivo. Pero, seguro, tenían otros intereses que conocer a un subte pelo parado.

Así fui claudicando, porque nunca encontré a una que le gustara La Polla, Kortatu, Eskorbuto, Discharge, GBH. La verdad, ya no tomaba en cuenta eso al momento de conocer una chica. Pero, por experiencia, evitaba hablar de mis gustos musicales en un principio. Si la flaca me interesaba bastante, hasta podía mentir que me gustaba Magneto.

Así pasaron unas relaciones en donde el Hardcore punk, no tenía cabida entre las caricias y los besos. Ni siquiera en un lento caminar de manos entrelazadas. Con el tiempo ya eran otras las motivaciones y los motivos por el cual se daban los acercamientos con mujeres. Hasta que conocí a una persona especial.

Me la presentaron como miembro de una banda femenina que nunca hizo una canción, que nunca había tocado y que nunca pasó de dos integrantes: Las Bastardas. Lo primero que pregunté fue si cantaba o tocaba la guitarra. Me dijo que no, que no hacía ninguna de las dos cosas. Justo cuando la charla estaba por volverse un hielo, la música salvó la conversación. Ya para ese tiempo había dejado mi recalcitrante cerco Hardcore punk y había descubierto otras bandas y estilos que hicieron interesante el diálogo. Aparte, ella era tan linda y transparente como una lágrima de flor.

Inesperadamente nació una relación basada en la música. Esa primera vez, conversamos de Velvet Underground. A ella le gustaba con Nico, a mi no. Pero, para ambos, Venus in furs, y Pale blue eyes, eran las mejores. El problema vino cuando confesó ser fanática del Grunge y el Rock Alternativo de los noventa.

Para mí, los noventa, no fueron de mi interés. No porque considerara mala la música, sino porque yo había crecido con una amplia gama de grupos que hacían no interesarme en bandas como Pearl Jam. Coincidentemente la preferida de ella, tanto que había viajado a Argentina para verlos en concierto.

Nos diferenciaban diez años de edad y el estilo de cada década. A veces discutíamos, en buena onda, sobre el aporte musical del Punk, el Dark y el New Wave de los ochenta y del Grunge o alternativo de los noventa. Como si fuéramos rivales, como si uno fuera de la U y otro de Alianza, nos apasionábamos en defender la música de nuestro tiempo. A veces ella ganaba, a veces ella perdía. Yo podía notar su rabia por perder. Entonces un beso sellaba la reconciliación entre el viejo subte y la grunchera alternativoide.

Con ella bebí de otras músicas, de otros estilos. Como la canción de Joaquín Sabina que escuchábamos cuando paseábamos por el parque Castilla de Lince: Y aunque sé que no era la más guapa del mundo, juro que era más guapa, más guapa que cualquiera. O cuando toda una noche The Doors marcó el ritmo de nuestros besos y caricias. O cuando Please, please, please… Let me get what I want de The Smiths se convirtió en la única canción que pudimos bailar, en un viaje que bautizamos como nuestra luna de miel. Otras tantas como Me and Bobby Mc Gee de Janis Joplin o esa de Calamaro que marcó nuestra despedida: Este viaje es mejor hacerlo solo, yo te voy a recordar todos los días…

Porque así como no lo esperaba, tampoco esperaba que terminara esa bonita relación, pero terminó. La vida nos alejó y cada uno tomó su rumbo. Con ella aprendí a sentir y a valorar muchas cosas. Y aunque nunca se lo dije, también aprendí a valorar la música que me enseñó a escuchar, la de su década. Y, cada vez que suenan, regresa su sonrisa y aquellos momentos. Tanto así que Pearl Jam terminó por gustarme; y, Black, su canción favorita, terminó siendo también la mía. Será, quizás, por la última estrofa que alguna vez la escuché cantar con tristeza: I know someday you'll have a beautiful life... I know you'll be a sun in somebody else's sky, but why... Why, why can't it be, why can't it be mine.
Publicado en el número 04 de la revista Audiofobia (octubre 2008)